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viernes, mayo 07, 2010

Marketing para lanzar una idea de comidas y en pocos pasos llegar al consumidor

Muy fácil no es todo, la buena planificación y estudiar todas las variables que pueden afectar el proyecto es muy importante.

Lo importante es ver el horizonte como algo que se llega y siempre lo tenemos cerca. La mayoría de veces muchos empresarios siguen viendo el horizonte solo el primer día y los posteriores saben que está en el mismo lugar y no hacen nada por seguir acercándose a pesar de lo simple que es crear, innovar y demostrar talento de emprendedores.

Leer el siguiente post escrito por http://alfonsogadea.blogspot.com/, que es excelente y muy bien explicado, de lo que el Marketing puede hacer por un proyecto muy simple y sin necesidad de engaños.
 
Jacobo






Hace unos días comí con un amigo en un restaurante y pedimos unas croquetas de merluza. Teníamos encendido el chip emprendedor así que nos pusimos a pensar cómo podíamos vender esta croqueta como gente de marketing que somos.


Para empezar, nombrar a un product manager que pueda analizar y gestionar todos los aspectos relacionados con el producto. En primer lugar tendría que hacer un análisis del mercado. Una buena guía serían las cinco fuerzas de Porter: Es importante analizar el poder del proveedor, en este caso, el pescadero del mercado; sobre todo si hay amenaza de integración: ¿pondrá un restaurante para copiarme las croquetas? Otro punto básico son las barreras de entrada: La receta es una de ellas, pues es una receta casera; sin duda la señora que las hace debería firmar una cláusula de confidencialidad.





Por supuesto la competencia: Habría que analizar todas las croquetas de merluza que se hacen por la zona para un análisis de benchmarking: el tamaño, dónde compran el género. Habría que incluir en el estudio las de bacalao y quizá también las empanadillas y las albóndigas, si son caseras.





A continuación, para seguir tomando decisiones estratégicas, es imprescindible un DAFO: Por ejemplo, una debilidad de las croquetas es que frías pierden; otra es que tienen una forma un poco fea y desigual. La fortaleza es que usamos aceite de oliva. Y una amenaza clara son los kebab.





Ya centrándose en el producto, el product manager analizará el ciclo de vida del producto: Claro, la croqueta es bastante antigua. De hecho la receta ya ha pasado por tres generaciones. ¿Significará eso que está en declive y habría que ir buscando un producto que la sustituya? No, no podemos prescindir de la croqueta porque el product manager iría a la calle. Mejor que se las ingenie para justificar un relanzamiento como producto maduro.





Este análisis se completaría con la matriz de la Boston Consulting Group. Tendríamos que empezar, casi que ya, a hacer un estudio sobre el crecimiento del mercado de la categoría croqueta casera y cuál es la participación de mercado de nuestra croqueta. Esto determinará la inversión a hacer en esta unidad de negocio. Aunque hay que esperar los resultados, intuyo que nuestra croqueta de merluza puede ser una vaca o una estrella.





En este punto se hace necesario analizar el posicionamiento de nuestra croqueta, actual y deseado: Varios focus group de consumidores bastarán. Prueba visual, degustación y digestión. No me extrañaría que saliera próximo a los valores de mar y dieta mediterránea, alejada de estrés y carne.





Una vez tenemos clara la estrategia de producto, es hora de hacer el plan de marketing. Haremos especial incidencia en el plan de medios, tanto below the line como above. Por ejemplo, sería interesante algún product placement como que en una serie de televisión se coman una de nuestras croquetas o llenar la ciudad de mupis con nuestra croqueta. También es importante un estudio de precio y merchandising: Un buen luminoso en el restaurante donde se vea la croqueta humeante partida de un mordisco.





Por último, el mensaje del spot. Promesa principal: un gran sabor. El reason why: las hace la madre del camarero. Supporting evidence: sacaremos a uno con cara de asco después de comer una croqueta congelada y después a otro que se relame al probar la nuestra.





Aunque, pensándolo mejor, ¿y si nos olvidamos de la croqueta? Prescindimos del product manager. Comentamos con los clientes las emociones que despierta este sencillo restaurante con mantel de cuadros, el camarero que no da la carta sino que comenta los platos del día, el saber que es su madre la que cocina con recetas de toda la vida, que te dejan la botella de vino y te cobran lo que consumas...





Luego el personal reforzará esas emociones cuando habla con los clientes en el restaurante, incluso cuando llaman a reservar. Intentaremos que hablen de ellas a sus amigos. Incluso podemos hacer una cuña con sus propias palabras. Siempre con las emociones.





Como dijo Marcos de Quinto en una reciente conferencia, si el argumento para vender un detergente es que lava más blanco, ese mismo argumento es la razón para que dejen de comprar cuando otro lave más blanco o a un menor precio.



Hace mucho que se ha demostrado que el marketing racional ha caído y que son las emociones las que fidelizan.

Publicado por Alfonso Gadea  en su blog.

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